Comunidades de fe saludables dirigidas por un pastor renovado: espiritual, intelectual, bíblica – teológica y ministerialmente, pues el desarrollo integral y sostenido del pastor determinará el desarrollo integral de la iglesia..
Establecer relaciones afectuosas que muestren genuino interés entre las familias, los miembros y las comunidades a las que servimos. Obedecer la Comisión de Cuidado Pastoral que Cristo nos dejó en el capítulo 25 de Mateo.
Niños, jóvenes, hombres y mujeres adultos, ancianos; profesionales y técnicos, empresarios, emprendedores, amas de casa, obreros, y maestros, en general deben de participar en la proclamación del Evangelio Completo.